Por Laurentino Bello.
La pretensión, por parte del gobierno actual, de eliminar las juntas vecinales , ha provocado reacciones de rechazo y la aparición, en los medios de comunicación e Internet ,de múltiples aportaciones documentadas y debates , que deseo pongan en evidencia no solo el desatino histórico que tal decisión supondría ,sino dejen constancia del desprecio ,una vez más, hacia lo rural y hacia los pueblos, de los gestores públicos. Parece que el descontento esta siendo contundente y esperamos que estas respuestas puedan “iluminar” y convencer a los autores de la propuesta actual para que reconozcan que “no sabían lo que hacían” y retractarse, lo antes posible, de tan nefasta decisión.
Mi intención no es insistir en los argumentos ya expuestos por expertos en el tema sobre la defensa de las Juntas vecinales (Laureano M. Rubio, J.A. Balboa, José Serrano, entre otros ), sino advertir de la necesidad urgente de interrogarnos, una vez más ,sobre el futuro de los pueblos y reivindicar de manera clara y contundente actuaciones legislativas, institucionales, sociales y culturales que ayuden a frenar la despoblación de nuestros pueblos y en algunos casos su desaparición.
Después de décadas de abandono, de legislar sin tener en cuenta a los que viven en las zonas rurales, sus costumbres y tradiciones, de utilizar “criterios de eficiencia económica” para cerrar centros educativos, servicios sanitarios, etc. Después de muchos años de “oídos sordos” a las recomendaciones de geógrafos, economistas, biólogos, ecologistas, etc. para los que mantener llenos y activos los pueblos era fundamental para conservar los diferentes ecosistemas y conseguir una mejor ordenación del territorio. En definitiva, después de décadas de medidas ineficaces, de desprecio y discriminación de las zonas rurales lo único que se ha conseguido en la mayoría de los casos es llegar a la situación actual: despoblación, desaparición, perdida de empleos ,abandono, etc. Y todo a pesar de las “buenas intenciones” de programas europeos (Proder, Leader…), nacionales (en el 2007 la Ley del Desarrollo Sostenible del Medio Rural) y regionales (lo último la Agenda de Población). Parece por tanto obligado revisar la idea de que únicamente con más infraestructuras, más explotación de los recursos rurales, más programas de financiación e inversión vamos a conseguir frenar la despoblación de las zonas rurales (los últimos datos del INE sobre Castilla y León sobre población rural y urbana son demoledores para los pueblos) ,que sin lugar a dudas es uno de los problemas más importantes de nuestra provincia y de otras zonas del país.
Así lo reconocía el pasado ocho de septiembre el Alcalde del Puente Domingo Flórez en su rogativa a la Patrona del Bierzo, seguramente cansado durante años de ver pasar por su municipio los “land-rovers” y autobuses al final de la jornada llenos de trabajadores y trabajadoras de las naves de pizarra en dirección a las zonas que residen habitualmente en Ponferrada o el Barco de Valdeorras, al igual que lo hacen la mayoría de los que prestan sus servicios en su municipio bien en el centro de salud o en el centro escolar o en las entidades financieras de su municipio. Es lo normal, es lo que sucede en la mayoría de los municipios rurales desde hace décadas: la “huida de familias y de población activa de los pueblos” para incrementar la concentración de población en capitales y cabeceras de comarcas.
Seguramente para conseguir cambiar un poco esta tendencia, lo primero y fundamental es reconocer que las familias y cualquiera de nosotros vive en el lugar que considera mejor de todas las alternativas “posibles “ y le resulta más beneficioso para todos los miembros de la unidad familiar y además es el más acorde con sus valores y su estilo de vida. En muchos casos donde vivimos habitualmente no es lugar donde trabajamos, ni donde nos gusta pasar el fin de semana.
Por tanto antes de proponer actuaciones y programas, parece necesario investigar y tener información actualizada sobre lo que podemos denominar “modelo de elección de la residencia habitual”. Dicho modelo es complejo y multivariable formado por diversos atributos (educación, sanidad, accesibilidad, coste de la vivienda, oferta comercial y de ocio, calidad de vida, seguridad, vínculos afectivos y familiares, naturaleza. etc.) ,con importancia y ponderación variable para cada individuo y familia , en función de la edad, el ciclo vital de la familia , nivel educativo , valores , situación de entorno (económico, cultural, legislativo…), etc., aunque podremos descubrir segmentos de individuos o tipos de familia que tengan modelos de decisión muy similares…
Si de verdad queremos afrontar el problema de la despoblación rural es prioritario tener el conocimiento de estos modelos y la ponderación que cada atributo tiene para distintos segmento, porque sin dicho conocimiento estaremos una vez más dando “palos de ciego”. Es decir, por ejemplo, si para una familia con niños en edad escolar ,la educación es el atributo determinante para decidir su residencia habitual, de nada vale decir que apoyamos a los pueblos con programas y recursos, o que nos preocupa muchísimo (como se lee todos los días en la prensa) la despoblación del mundo rural, si al mismo tiempo cerramos una escuela porque este curso hay un niño menos en el pueblo, con esa “norma estricta” estamos cerramos definitivamente la puerta a nuevas familias que igual se estaban pensado trasladarse al pueblo y al mismo tiempo estamos abriendo la puerta para que se larguen algunas familias de las que están aún allí residiendo.
Los políticos tendrían que aprovechar los vientos favorables a la vida en el campo y el incremento de simpatías hacia la calidad de vida de los pueblos, para intentar provocar nuevos asentamientos en lo rural. Afortunadamente poco a poco va debilitándose el “desapego” hacia los pueblos. Este “desapego” que ha imperado durante años no ha sido fruto en exclusiva del” casi monopolio “de la cultura urbana y de una idealización consumista de la ciudad como centro de consumo y disfrute, sino también creado por de los propios campesinos(labradores y ganaderos) y las mujeres rurales, que después de una vida dura y de privaciones importante ,con servicios básicos inexistentes en las zonas rurales en las épocas del desarrollismo ,repetían una y otra vez hasta la saciedad en los años 60,70 y 80, de que “no quiero que mis hijos se queden aquí, esto es lo último…”. El trabajo en la tierra y la vida en los pueblos era percibida por una gran mayoría de gente rural como una “maldición Bíblica” en contraposición al “buen vivir ,trabajo y diversión de las ciudades”. Esta desigualdad, entre otros muchos factores, provoco y sigue provocando el vaciado de los Pueblos hacia las principales ciudades (Barcelona, Madrid, Bilbao…), pero posteriormente hacia las capitales de provincia y hacia las capitales de comarca.
Estos cambios consiguieron que los que se “fueron” además de “fardar” de su éxito en la ciudad, padecieron durante varios años una especie de “síndrome de Estocolmo” (todo era maravilloso en las ciudades) que compatibilizaban con cierta añoranza ,manteniendo las propiedades heredadas en sus pueblos, y recreándose una y otra vez en vivencias felices de “antes” idealizando la “aldea perdida”, es la generación que tiene ahora más de 60 años y que me gusta denominarles la generación NI Urbana-NI rural, porque Ni trabajaban sus tierras, Ni las alquilaban, Ni las vendían ,Ni las cambiaban ,NI las concentraban, pero Ni se olvidaban del pueblo ni tampoco se integraron ni se han integrado plenamente en la “cultura urbana”.
Es a finales de los 90, cuando se empieza a hablar de sostenibilidad, la ecología y el medio ambiente impregna los valores y las conductas de gran número de ciudadanos. La necesidad de reafirmar una identidad hizo que en la ciudad el “tener pueblo” empezara a estar bien visto y se valorase…al mismo tiempo en los medios de comunicación aparecen los neorurales que desean vivir en pueblos que hemos despreciado y empiezan diversos colectivos a decirnos que la verdadera calidad de vida esta en lo rural.
Así, en los años de bonanza y crecimiento permitieron invertir en obras e infraestructuras en los pueblos por parte de la mayoría de municipios y a muchas familias rehabilitar las casas de padres y abuelos, para así tener también una segunda vivienda en el pueblo, todo ello junto con la financiación y apoyo al Turismo Rural ayudo a cambiar la “estética de algunos pueblos” por lo que hoy hay que reconocer que la mayoría de los pueblos “nunca estuvieron tan bonitos, con tantas infraestructuras (polideportivos, calles asfaltadas,…), pero nunca estuvieron tan vacíos (si exceptuamos agosto y festivos) y eso a pesar de que los valores y la vida rural ,como ya hemos comentado, esta siendo cada vez más atractiva para un significativo número de ciudadanos, que, por su origen, por el rechazo a ciertos “excesos de la cultura urbana” y por el descenso significativo de la calidad de vida en las ciudades y por el desgaste de esta larga y corrosiva crisis económica, se podrían estar planteando el fijar su residencia habitual en un pueblo o en otros casos regresar a donde tienen sus raíces. Es a estos colectivos y a los que actualmente permanecen en los pueblos en los que tenemos que centrar la mayoría de actuaciones para que nuestros pueblos tengan vida propia y no sean solo, en el mejor de los casos lugar de ocio y disfrute vacacional.
La diferencia entre lo “urbano y lo rural” se ha ido difuminando, pareciéndose cada vez más los valores, los estilos de vida, el ocio, etc., no obstante persisten ciertas rasgos diferenciados, que podríamos resumir: tranquilidad, solidaridad, mayor contacto con la naturaleza y la tierra, importancia de lo “común y su gestión”, “con menos se vive mejor”, menor estrés, mayor importancia de las tradiciones y costumbres, permite producir parte de los propios alimentos, etc. Estos y otros muchos valores y características son los que hay que mantener y potenciar para hacer cada vez más atractivo el vivir de forma habitual en un pueblo, fortaleciendo al mismo tiempo los servicios educativos y de salud, la “accesibilidad” y creando incentivos fiscales y ayudas ligadas a los asentamientos rurales.
Analizar todas las posibles propuestas para conseguir este objetivo, excede los limites de un articulo, por eso me centraré en proponer alternativas para el debate en dos apartados que ayudarían desde mi punto de vista a afrontar mejor el futuro de los pueblos: A) Uno sobre la DEFENSA DE LAS JUNTAS VECINALES Y SU CONSOLIDACIÓN, y B) Otro la exigencia y concreción de una DISCRIMINACIÓN POSITIVA PARA LO RURAL.
Planteamos a continuación algunas ideas, aunque somos conscientes que la tipología de pueblos de nuestra provincia y del resto del país es muy variada y seguro que para cada uno de los “tipos” requeriría acciones especificas o algunas de las planteadas no tienen sentido, pero salvo algunas excepciones la mayoría las considero positivas para el futuro de los pueblos.
Al mismo tiempo que se defiende la permanencia de las Juntas vecinales habría que aglutinar y unificar un movimiento social y político a favor de lo rural capaz defender reformas en la ley que regula las entidades menores ,planteando alternativas claras para el desarrollo de los pueblos y reivindicar un conjunto de medidas administrativas y fiscales que concreten y definan la denominada DISCRIMINACIÓN POSITIVA, que se lleva defendiendo desde hace varios años en diferentes foros y que apenas nadie a aplicado a excepción de algunos aspectos menores en algunas Comunidades Autónomas.
Destaquemos a continuación algunos aspectos relevantes, a modo de ejemplo, que consideramos fundamentales para consolidar las Juntas vecinales:
- Introducir la obligatoriedad de que las Juntas vecinales convoquen, durante el año al menos dos Concejos Ordinarios para aprobación de presupuestos y entrega de cuentas.
- Simplificar la contabilidad pública de una Junta vecinal y no imponer requisitos en las normas y decretos que a priori no se pueden cumplir por falta de medios en la mayoría de las Juntas vecinales, (ordenadores, internet).
- Fijar un máximo de dos mandatos para los miembros de una Junta vecinal y poner como requisito el vivir” habitualmente”, (seis meses más un día según la legislación actual) en el pueblo, para elegir y ser elegido.
- Establecer en los presupuestos de los ayuntamientos una partida asignada a las diferentes Juntas vecinales en función de la población de cada pueblo, para evitar discriminaciones políticas o personales.
- Regular de manera precisa las mociones de censura, aunque ya es posible hacer una moción de censura con la ley actual (cuando la apoyen la mitad más uno de los vecinos), pero el proceso es lento y complicado como se ha demostrado en algunos casos.
- Asignar algunas funciones de apoyo a las Juntas vecinales por parte del personal administrativo, si no lo hubiese actualmente, de los ayuntamientos para servir de enlace con el S.A.M del Consejo Comarcal de Bierzo (una mayor dotación de este servicio es fundamental para los pueblos debido a su buen funcionamiento y labor que están realizando) o la Diputación y otras administraciones.
Este movimiento en defensa de lo Rural no solo debería contemplar y apoyar reformas para la democratización y tener un mayor control por parte de los vecinos sobre las juntas vecinales, en la línea que planteamos anteriormente sino luchar por una DISCRIMINACIÓN POSITIVA HACIA LOS QUE VIVEN EN LOS PUEBLOS para compensar la desigualdad histórica en servicios públicos (sanidad, educación,…), infraestructuras (internet, telefonía…etc.). y las múltiples leyes, (europeas, nacionales, regionales) legislaciones que han penalizado siempre a los Pueblos especialmente el autoconsumo, las tradiciones(vendimias, matanza..) ,las pequeñas actividades agrario-ganaderas llenándolas de burocracia ,trabas y papeles que hacen de los que tienen cualquier actividad agrícola y ganadera, o negocios familiares como tener un bar o un pequeño comercio en un pueblo sea de auténticos” héroes rurales”.
Para evitar los oportunismos y que el conjunto de medidas de discriminación positiva conduzcan al incremento de la población rural, el elemento esencial es determinar e identificar a los benefactores de las propuestas. En el pasado, la unidad de derechos y obligaciones con lo común era el ser vecino habitual del pueblo y cuando se incorporaba un vecino nuevo (por matrimonio o desplazamientos) tenía (según que zonas) que “pagar el piso” y esperar algún tiempo para tener pleno derecho como vecino (“vecera”, “sorte”, leñas, etc.). En la actualidad tanto lo datos de empadronamiento como los censos electorales de las zonas rurales sabemos que, por diversas razones en cada caso, no reflejan las familias reales, ni los ciudadanos que viven habitualmente en los pueblos por lo que se requiere a mi entender un una definición clara y precisa de familia o individuo que vive habitualmente en los pueblos y que debería ser los que se beneficiarían de gran parte de las medidas propuestas a continuación, a modo de ejemplo:
- Beneficios fiscales en el IRPF por vivir en zona rural que compensara la discriminación actual.
- Reservar una parte de las becas de estudio para niños y jóvenes de familias que residan habitualmente en pueblos.
- Generar un plus especial para funcionarios docentes o trabajadores sanitarios que residan en el municipio rural en el que trabajan.
- Que los centros educativos y sanitarios en municipios rurales no se aplique únicamente los barremos estándar sino su papel en el desarrollo y en el bienestar de la zona.
- Apostar por la agroalimentación ecológica, industrias verdes, turismo , artesanía, limpieza de montes y repoblaciones forestales y micológicas, etc.
- Incrementar considerablemente el impuesto de fincas rurales abandonadas y simplificar los tramites de unión y concentración de fincas. Igualmente el I.B.I de casas vacías y abandonadas, deberá subirse significativamente
- Fomentar e incentivar el alquiler o venta de viviendas y fincas rusticas.
- Defender el autoconsumo y las actividades agrícolas y ganaderas tradicionales.
- Permitir al trabajador autónomo agrario que pueda ejercer a tiempo parcial y compatibilizar la actividad con otro empleo.
En definitiva lo que pretendo proponer es la necesidad de que además de defender las Juntas Vecinales se profundice en su democratización y transparencia y se genere un amplio movimiento social a favor de la NECESARIA DISCRIMINACION POSITIVA PARA LOS PUEBLOS Y ZONAS RURALES.
Lago de Carucedo, 30 de octubre de 2012.