Virgilia Casares, de 78 años y madre del ex alcalde de Posada Mariano Rojo, recopila las palabras del valle en ‘Vocabulario popular valdeonés’, libro disponible en Internet
Emilio Gancedo, Diario de León 19-01-2013.
Agullan (aúllan) los lobos en la montaña y se aguchan (se agachan) al oírlo los animales en sus cuadras, entre ellos los andoscos (la cría de la oveja, de un año) mientras las vacas esberrellan (mugen fuerte). Sale la gente en barayones(raquetas de madera para andar por la nieve) para coger algo debriscadiella (palos menudos para la lumbre), entre cajigos (el roble menudo) o sacan unos coloños(fejes de hoja, alimento del ganado) de la pajareta (un pajar abierto con un gran boquero).
Son las palabras de los Picos de Europa, joyas sonoras de un patrimonio inmaterial de enorme riqueza pero que han venido desapareciendo al mismo ritmo con el que se arrumbaron los carros y los arados. Afortunadamente, aún queda gente como Virgilia Casares Álvarez, de 78 años y vecina de Caldevilla de Valdeón, quien lleva veinte años recopilando los términos del valle: el resultado ha sido el Vocabulario popular valdeonés, obra que sus hijos —uno de ellos es Mariano Rojo, ex alcalde de Posada— se han encargado de editar, registrar en el Ministerio de Cultura y poner a disposición todo el mundo, gratuitamente y vía Internet, por expreso deseo de Virgilia.
Armada de una libretina, esta valdeonesa de pro ha venido apuntando, pacientemente, palabras y expresiones de raigambre puramente montañesa y, aunque el libro ya esté terminado y disponible para descargar en Red, continúa con su labor y ya planea ampliar este tesorillo lingüístico. «Se trata, sobre todo, de palabras no recogidas en el Diccionario de la RAE», comenta Mariano Rojo, añadiendo que desecharon muchas por ser únicamente vulgarismos o términos demasiado comunes con otras comarcas. El hecho es que Virgilia convivió durante muchos años con sus «abuelines» Pedro y Ángela», escuchando su, de aquella, muy rico y variado lenguaje autóctono. Gran amante de las tradiciones (con la asociación El Acebo ha recuperado temas de Navidad o el canto del ramo local), confiesa además que redactar y poner en claro este material le sirvió de mucho mientras permaneció ingresada, meses atrás, por culpa de un tumor. De hecho, recomienda actividades intelectuales como ésta para superar, como ella, tales trances.
De entre las palabras recogidas que más le ‘prestan’ elige entaina (exclamación usada para meter prisa) ojatéate (que es tanto como decir «arréglate»). Algunas prácticamente han fenecido ya (trepetada, dícese de la hierba que va en el carro cuando es escasa), pero otras se siguen escuchando hoy, como jalascada (nevada suave) o amollinar (deshacerse la nieve). Y es que, por su posición geográfica, y a pesar de la sensible pérdida lingüística y de las escasas o nulas campañas por fomentar el habla popular, Valdeón participa plenamente del dominio asturleonés (hay palabras comunes a todo él, como llar, cocina de suelo; neal, nido, ollombo, lomo), y posee los particularismos del oriente de Asturias y León, y occidente de Cantabria, como la ‘h’ aspirada, en términos como jalar (hablar), juraco (agujero), juelga (vereda) y muchos otros. El libro completo está aquí.