Asociación Cultural Faceira

Primer Concurso de Recetas de Cocina Tradicional “Reino de León”

La Editorial Cultural Norte convoca el Primer Concurso de Recetas de Cocina Tradicional “Reino de León”.

El objetivo es recuperar recetas de nuestra cocina tradicional que se encuentren en la tradición oral y mantenidas en nuestras familias. Recopilando, además, información sobre la comarca en la que la receta es tradicional, los nombres tradicionales de los ingredientes y sus formas de preparación y presentación. Y entregar el 20% del Precio de Venta al Público del libro editado a una (o varias) organización/es sin ánimo de lucro y de reconocido prestigio en la ayuda y al apoyo social a diversos grupos sociales en situación de precariedad o en programas para el avance en el derecho a la alimentación o de fomento de los productos y gastronomía tradicional.

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Más información en la web de Cultural Norte, donde también se pueden descargar las bases del concurso y el modelo de presentación.

Noticia en iLeón

El Filandar / O Fiadeiro, n.º 19

El Filandar / O Fiadeiro. Publicación Ibérica de Antropología y Culturas Populares, n.º 19

Estudios, reseñas y documentos sobre Culturas Populares desde una perspectiva interdisciplinar, redactados en español, portugués y mirandés. La publicación, profusamente ilustrada, está abierta tanto a las corrientes renovadoras de la investigación sobre la cultura tradicional, como a la Antropología Social y Cultural.

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El diseño sagrado de la ciudad de León: revisión

Miguel Ángel González.

En el artículo El diseño sagrado de la ciudad de León discutíamos sobre la orientación deliberada del campamento legionario que dio origen a la ciudad de León, el papel destacado que tienen en ella las fiestas relacionadas con la fiestas de media estación del verano puestas de manifiesto en época romana con el culto a las Ninfas, a Mercurio y a Diana y en la actualidad con la fiesta de Las Cantaderas, que sugiere su origen en una fiesta de primeros de mayo.

Entonces constatamos la proximidad, pero no coincidencia, de la declinación arrojada por la orientación de la Via Principalis al Este con la del Sol en las fiestas de media estación estivales, 13,85º y 16,76º, respectivamente. Sin embargo, la inaceptable diferencia entre ambas impedía conciliar de forma razonable la vinculación que intuíamos entre la orientación sagrada del campamento y la celebración de las fiestas de mayo y agosto, por lo que planteábamos como solución que debía producirse un alineamiento solar desde la Porta Principalis Dextra hacia el alto del cerro y centro del campamento en el momento de su fundación posible por un desnivel del suelo muy superior al actual.

Recientemente he encontrado una explicación más plausible que voy a defender en esta entrada, y es que la Via Principalis del campamento legionario leonés estaba orientada hacia el orto heliaco de las Pléyades en el momento de su fundación y el cual hacia el siglo I a.C. era heraldo de la fiesta de media estación de Beltaine.

«La etnografía que hice en León hace 30 años es hoy historia»

Emilio Gancedo, Diario de León, 24-10-2011.

Tres décadas después de su aparición en Estados Unidos, el Museo Etnográfico de León ultima la publicación —por fin, en español— de The presence of the past in a spanish village (‘La presencia del pasado en un pueblo español’), obra pionera por aunar etnografía e historia y que aupó a Ruth Behar —nacida en La Habana y con raíces sefardíes— a la beca Mac Arthur y a una larga ristra de premios, distinciones y publicaciones.

—¿Por qué eligió el pueblo leonés de Santa María del Monte del Condado para realizar aquel estudio?

—En realidad yo no lo elegí. En 1978, cuando era estudiante de antropología, llegué al pueblo a traves de mi profesor James W. Fernández, a quien le llamaba mucho la atención cuando iba de Asturias a Madrid. Él veía que el terreno de Santa María iba cambiando de secano a regadío, y un día sintió tanta curiosidad que entró y preguntó cómo se había realizado aquel cambio. Se enteró de que todos los vecinos se habían organizado para hacer un pantano y eso les pareció muy interesante.

—Y él le propuso este lugar como objetivo…

—Sí, porque, poco después, James recibió una beca para llevar algunos estudiantes de antropología de la Universidad de Princeton a España. Me preguntó si me gustaría ir a Santa María y dije que sí. Había residido en Madrid en el otoño de 1975, asistiendo al proceso de la muerte de Franco, y me fascinaba la historia española. Después, estando allí, me pareció un lugar ideal para estudiar la vida de los que decidieron quedarse en el campo en un momento en el que todos se iban a la ciudad.

—¿Qué recuerda de su llegada? ¿Cómo le recibieron los vecinos?

—Recuerdo perfectamente la llegada al pueblo. James había acordado con la maestra que nos quedaríamos en su casa, pero los domingos ella se iba a Boñar y un vecino, José Antonio, nos invitó a quedarnos en casa de sus padres hasta que volviera. Aquellos señores, María y Virgilio, acogieron a dos desconocidos (yo y mi esposo, David) como si fuera la cosa más natural del mundo. Luego la maestra nos lo arregló todo para quedarnos en casa de Balbino, el hermano más pequeño de Virgilio, y su cuñada Hilaria. Desde el principio sentí mucha afinidad con las dos familias, que siempre me apoyaron mucho en mi trabajo. Luego fui conociendo a todos los vecinos. Mi profesor me había sugerido que hiciera un censo del pueblo, así que iba de casa en casa saludando a todos los vecinos y haciendo preguntas sobre sus vidas. Algunos, al principio, dudaban, pensaban que éramos espías, pero luego vieron que nuestra intención era sincera y nos trataron con gran amabilidad. Siendo tan jóvenes —teníamos 21 años cuando llegamos—y la mayoría de los vecinos con 50, 60 ó 70 años, nos veían como nietos misteriosos que habían aterrizado desde muy lejos. Poco a poco nos fuimos conociendo mejor y el trabajo de la investigación se convirtió en un proyecto mutuo para recuperar la historia del pueblo.

—¿Qué aspectos de la cultura popular de Santa María le llamaron más la atención?

—El hecho de que el pueblo pudiera mantener las tradiciones de las tierras comunales, lo cual les ayudó mucho en la epoca de crecimiento de la población a finales del siglo XIX, y luego en otros momentos de escasez y necesidad. Cuando estuve viviendo allá se mantenía la tradición de la vecera, y los vecinos se turnaban para sacar las vacas a los prados. Este sistema de cooperación entre vecinos me pareció muy importante. Además, había un rebaño común de ovejas y varias veces acompañaba al pastor cuando las sacaba por la mañana y volvía con ellas por la noche. Me fascinaba comprobar cómo cada oveja sabía cuál era su casa.

—¿Cómo calificaría el resultado de aquel estudio?

—Siempre es difícil calificar el trabajo de uno mismo. Pienso que fue importante para dar a conocer una forma de vida rural y social que iba desapareciendo en León y en España. El valor que tuvo, creo, fue el de integrar la antropología y la historia de una manera que no se hacía todavía en aquel entonces, cuando se estilaba escribir la etnografía desde la perspectiva de un ‘presente eterno’. El libro se publicó en 1986 y tengo entendido que se tomó mucho en cuenta cuando, en 1988, me otorgaron un fellow de la MacArthur Foundation, una beca muy prestigiosa en Estados Unidos.

—¿Cómo vio Santa María del Condado a su regreso?

—Pues muchos de los vecinos que conocí hace 30 años ya han muerto, pero tuve la suerte de volver a encontrarme con algunos de los que conocí en aquel entonces, entre ellos Balbino e Hilaria, que están en la portada del libro, y ahora tienen 80 y 86 años. Un nieto de María y Virgilio, los que me alojaron en su casa, ha creado un sitio en Internet para el pueblo. Él se llama Francisco y fue el primer niño que conocí en el pueblo.

—¿Qué le parece el hecho de que su libro se vaya a publicar, por fin, en español?

—Estoy muy contenta de que el libro se vaya a publicar en esta lengua. Creo que es un momento ideal para que el libro se conozca. La etnografía que hice hace más de treinta años ahora se convierte en historia. Pienso que será de interés para todos aquellos que tienen un pueblo en su pasado, que son la gran mayoría en España.

—¿Cómo ve el gran interés actual por la búsqueda de las raíces y las señas de identidad?

—La globalización tiene mucho que ver con la fascinación que sentimos hoy por esos temas, toda la obsesión que hay por los orígenes. Nos ha permitido acercarnos más unos a otros, pero al mismo tiempo existe mucho miedo a perder la idiosincrasia de cada personalidad y cada lugar.

Un ‘Bien’ que necesita más

El proceso de reconocimiento de la lucha leonesa como BIC

A. Barreñada | León 20/10/2011

La Proposición no de Ley acordada tras ser presentada por el Grupo Socialista de las Cortes de Castilla y León, con las aportaciones del Popular y la adhesión del Leonesista, se convertía en noticia, tanto por lograrse ese acuerdo con unanimidad, como por el objeto del acuerdo: instar a la Junta de la Comunidad a iniciar el proceso para el reconocimiento de la Lucha Leonesa como «Bien de Interés Cultural». La aprobación del texto propuesto, con sus modificaciones, se logró en reunión de la Comisión de Cultura y Turismo de las Cortes de Castilla y León en la mañana de este martes, día 18.

La configuración de los «BIC» consta en la Ley del Patrimonio Histórico Español de junio de 1985. La Comunidad autónoma asumió competencias al respecto que reguló en su propia Ley de Patrimonio Cultural de 11 de julio de 2002, de la cual es desarrollo el Reglamento para la Protección del Patrimonio Cultural de 19 de abril de 2007. Al amparo de lo contemplado en esa legislación, la lucha leonesa puede llegar a alcanzar un estatus cuyos posibles beneficios (o no) son considerados en estas páginas por gentes de la lucha.

Que una práctica deportiva de antiguo origen (de los más antiguos constatados) mantenga su vigencia, a pesar de todos los imponderables, merece mucho más que reconocimiento.

«La lucha leonesa: de tradición folklórica a deporte federado» (F. Javier García Blanco, 1977) es el título de uno de los primeros trabajos académicos realizados sobre los aluches. Tradición cultural popular y deporte actualizado son las dos caras inseparables de la preciosa moneda del aluche.

Tiempo después de esa obra de García Blanco, un hombre de la lucha, José Antonio Robles Tascón, completaba como tesis doctoral su investigación sobre esa vieja práctica guerrera, lúdica, pastoril… que había hecho su trashumancia de los tiempos sin perder el frescor de los altos puertos. Documentación de la elaborada por «El Elegante» forma parte del apoyo textual con que se presentado la Proposición ya acordada en pro del reconocimiento como BIC para la lucha.

Agradece Robles Tascón que sirvan esos textos «para justificar lo que tiene justificación por sí solo». «Es algo -señala- por lo que algunos llevamos luchando años, como consta en el proyecto con el que ganamos las elecciones de 2005. Desgraciadamente puede pasar, como con otros bienes de interés, que nos acordemos de ellos simplemente cuando lo que sigue existiendo es tan solo un reflejo de lo que fue o pudo ser».

Nos lindeiros da galeguidade: Estudio antropolóxico do val de Fornela

Xosé Manuel González Reboredo, Luis Costa Vázquez-Mariño, Clodio González Pérez. Nos lindeiros da galeguidade: Estudio antropolóxico do val de Fornela (Etnohistoria, etnomusicoloxía, etnografía). Santiago de Compostela: Consello da Cultura Galega, Sección de Antropoloxía Cultural, 2002.

Primera parte

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 Segunda parte

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Las siete hermanas

Miguel Ángel González, 2011.

Las leyendas sobre 7 o 9 hermanas vírgenes aparecen recurrentemente a lo largo y ancho de la geografía europea. Como no podía ser menos, también lo encontramos en la región astur, con un notable ejemplo en el Bierzo con la tradición de las Siete Hermanas que explica la existencia de algunos santuarios marianos como los de la Virgen de las Angustias de Cacabelos, la Virgen de la Encina de Ponferrada, la Virgen de la Guiana, la Virgen de los Escayos, etc.
En este artículo estudiaremos su relación con otras tradiciones europeas y esbozaremos su origen como punto de partida para un estudio más amplio y pormenorizado.

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Entre brumas

ARAGÓN Y ESCACENA, José (1921): Entre brumas. Novela. Costumbres de la provincia de León -Cabrera Baja-. Con un apéndice de más de trescientas palabras y modismos. Astorga, Imprenta y Lit. de Sierra.

El autor d’ Entre brumas recoyíu nesta novela escrita en castellanu bien de piezas tradicionales del llugar de La Baña respetando, en xeneral, la fala llionesa del puebru. La composición más importante qu’apaez nesta obra seique ye un ramu trescritu na variedá cabreiresa del llionés, que ye l’únicu etnotestu d’estas caraterísticas que conocemos nesta llingua.

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Evolución del gentilicio regional de León

Autor: Emilio Gancedo Fernández.

Ponencia presentada en el XII Congreso de Antropología de la F.A.A.E.E., celebrado en León entre el 6 y el 9 de septiembre de 2011.

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Seguando en San Román de la Vega

Texto y fotos: Abel Aparicio González.

Hoy es sábado, un sábado de verano y estoy viendo como siegan a “gudaño” y engavillan con el “focin”, lo curioso de esto es que estamos en el año 2011.

Ellos son Toño y Tina (71 y 78 años), dos hermanos de San Román de la Vega (León). Tienen una pequeña tierra donde no entran las cosechadoras y no quieren dejar de sembrarla.

Él va con el “cachapo” enganchado al cinto, con un poco de agua en su interior acompañado de hierba, para que al girar no se caiga el liquido, ya que así se afila mejor. Ella lleva dos hoces o “focines” para “engavillar”. Después de segar un buen trozo, él convierte en manojos las “gavillas” que ella estuvo haciendo. Las gavillas las ata con la “garañuela”, es decir, con el cereal que está segando. Una vez que tienen varios manojos, preparan “la morena” o se ponen a “amorenar”, es decir, hacen un montón de manojos, que son 16 ó 18, depende de si debajo se ponen 2 ó 4 manojos. Toda una lección de agricultura tradicional, que las instituciones deberían promover, por lo menos, para que la gente joven vea como se hacían antes las cosas.

Una vez finalizada la siega, Toño y Tina me enseñaron en su casa un porro de majar, “la maixa”, como se decía antes, me comenta. Me explicó, que la primera trilladora llegó a San Román en el año 1959, año en el que “lluvió” mucho y se acabo de meter el grano la última semana de Agosto. Para finalizar esta lección de historia, me enseñó donde tenían sus padres el “forno”, la “ferramienta”, el “fuso”, donde guardaban el rebaño concejil y donde estaba el “boquerón” para meter la hierba. En definitiva, una mañana en la que pude aprender como era la vida en mi pueblo hace unos años, en la que vi la vida de mis abuelos, una mañana, en la que disfruté de mis raíces.